miércoles, 6 de julio de 2011

CAPÍTULO 1 En el principio érase la idea.

A modo de un experto topógrafo forense que analiza el terreno para testificar sobre un accidente automovilístico, el primer acto oficial del ascendido Sennin fue un análisis detallado y meticuloso del estado accidentado de la humanidad. Revisó los anales de su mente para lograr las causas posibles, partiendo asimismo de su conocimiento extenso de los síntomas de aquella patología colectiva e individual con la que era tan familiar. Así, en sus viajes geográficos y cerebrales, perforó el tiempo profundizando generaciones en el pasado hasta la prehistoria y el inicio de la especie, y prospectó de entre todas las culturas existentes y habidas, llegando así a hondas y penetrantes conclusiones sobre la naturaleza humana. Quiso ser metódico en su práctica, científico en su enfoque, y disciplinado en su labor. Sentía a veces que abordaba un gran viaje simultáneo, a la vez interno y externo, desdoblándose en un retículo donde el todo y el nada son uno, donde lo exterior y lo interior se vuelven una misma causa y efecto.

Logró finalmente su propósito aprovechando el gran repositorio de vidas, de generaciones, de identidades, de recuerdos, de descubrimientos, de mentes, de ideas que son la Quinta Dimensión. Ese viaje, una vez emprendido, le llevó a través de continentes espaciales y océanos temporales para llegar a graves y alucinantes conclusiones sobre la realidad humana; sus recorridos le transportaron a través de un estudio de las grandes tradiciones espirituales del mundo occidental y oriental, modernas y arcaicas; a través de la mitología universal y del chamanismo prehistórico; a través de las indagaciones y especulaciones de las principales tradiciones filosóficas de todos los tiempos y de todas las culturas; y a través de las modernas neurociencias cognitivas y afectivas que estudian el tejido del cerebro en busca del funcionamiento de la mente.

Fue así solamente como logró descubrir la esencia Elemental del ser humano, el secreto de las Cinco Esferas de Elementos que nos definen y confinen, y que en su armonía nos liberan y nos alzan; fue solamente así como llegó a comprender las realidades interiores de los hombres, los misteriosos secretos de la mente, los enigmas que se promueven en nuestros espacios internos y que nos esclavizan y nos mueven en la creación de nuestra realidad exterior: psicología y sociedad a la vez, espíritu y cultura simultáneamente. Pero la diferencia entre descubrir secretos y saber usarlos es como encontrar un piano y saberlo tocar.  

En breve la historia de su ascenso: Disciplinado y educado desde su infancia, la Gran Conquista Interior se reflejó en su estado de serenidad interna –  heijo shin (la “mente constante y serena”) y de fudou shin (la “mente imperturbable”) – que le abriría el paso a su Gran Transformación, guiando su camino hasta el mismísimo Gran Portal de la Iluminación. Con shugyo (entrenamiento de “austeridad espiritual”), es decir, con más esfuerzo, dolor y sufrimiento, lograría penetrar el umbral del Gran Portal, experimentando la Gran Transformación de sen shin (la “mente de Buda”) y alcanzando el secreto de su Gran Entendimiento junto con el ocaso de su existencia anterior. Fue así como, armonizando individualmente sus Esferas de Tierra, Fuego, Aire y aspectos personales de la Esfera del Agua, se graduó a otro nivel de existencia, la de Guerrero Iluminado.

Pero como la oruga que solamente sabe de la mariposa, fue únicamente como en su Transformación que descubriría que mientras que la Iluminación concierta el ‘ser’ del individuo con el ‘no ser’ del universo, no se ocupa ni de armonizar la especie humana consigo misma ni con el medio ambiente que crea y que le rodea. Entendería entonces que para lograr esa Gran Visión haría falta combinar el Gran Entendimiento que rige la operación y disciplina de la Esfera del Vacío con ese Gran Conocimiento acumulado durante vidas de estudio sobre las leyes que rigen la operación e interrelación de las demás Esferas. Fue así y de esa manera que logró descubrir que había un nivel más allá de la de senshin, más allá del codiciado ‘espíritu de Buda’: el nivel del Armonizador Total, el de Gran Avatar – ‘transformador’ y ‘manifestación’ de la transformación misma – de las Esferas. Es el nivel del Sennin, del sabio-maestro del nin – el “espíritu bajo disciplina”, del Maestro-Estratega de la Mente, del Sabio Guerrero-Iluminado, del Maestro de la Quinta Dimensión, el nivel de Homo Sapiens Sennin. Y la inicialmente oruga pasaría a través de una transformación más: de mariposa a Dragón, ¡de Guerrero Iluminado a Sennin!

                El ascendido a Sennin comenzaba entonces su titánico esfuerzo de formular e implementar la Gran Estrategia. Pero descubrió muy temprano que la Gran Estrategia, como toda gran innovación, requeriría una nueva tecnología, un nuevo método para guiar su implementación, una filosofía… y una ingeniería completa que guiara simultáneamente sus propias transformaciones individuales como las transformaciones de su mundo exterior ya que en él el ‘ser’ y el ‘no ser’ eran ya uno. Tenía que asegurarse de que la estructura de su programa de operaciones estuviera basada en fundamentos sólidos, estables, incuestionables. A pesar de su nivel de realización era consciente de la falibilidad del sustrato fisiológico de su esencia humana por una parte, y por otra de la enorme complejidad de su misión. Una vez en este espacio de indagación total, las preguntas más existenciales deambulaban por sus redes neuronales. ¿Por qué él? ¿Destino o decisión? ¿Causa o efecto? ¿Libertad o Condición?  Como Sennin era Maestro y Sabio del Tao y del Zen y por lo tanto experto en la esencia paradójica del cosmos y en la comunicación dialéctica entre la ‘mente’ y la ‘no mente’, entre el ‘yo’ de la mente consciente y el ‘Yo’ de la inconsciente.  La palabra “avatar”, se exteriorizó reflexivamente en sus labios en respuesta a la paradoja. Intuitivamente le gustó el sonido de la palabra, siendo la letra ‘a’ de su gran agrado y  porque ‘avatar’ expresaba, captaba su esencia en calidad de ‘vicisitud’, de ‘novedad’, de ‘alternativa’, de ‘transformador’ y de ‘manifestación del transformador’ todo a la vez. Reconoció asimismo su condición de causa y efecto más allá de la causa y del efecto, ya que él era ambas cosas a la vez: el Tao y la manifestación del mismo.

Fue entonces cuando decidió redactar comenzar una bitácora personal de sus observaciones, de sus experimentos, de sus conclusiones en términos de ‘axiomas’ o de ‘principios’. Como filósofo sabía que precisaba de una base, de un axioma sobre la cual todas las demás se basarían; necesitaba un punto de partida a modo de base de operaciones desde la cual lanzar su Gran Estrategia. Su primera anotación, la que le serviría de piedra de toque para las muchas construcciones teóricas y estratégicas posteriores, leería así:

Anotación 1: El Principio de la Idea: Para el ser humano la única realidad que cuenta son las ideas. En el universo humano la idea es energía pura.
Argumento: Todo lo demás de su existencia – la tecnología, la cultura, la civilización, la conducta, la economía - convierte a esa energía prima – la idea – en materia sustancial. He ahí la magia del ser humano. Por lo tanto, regir sobre las ideas es controlar la voluntad de los hombres y la realidad interior y exterior de los mismos; supone manipular la misma realidad dentro de la cuál se desenvuelven sus sueños y la trayectoria a través de la cuál desempeñan sus vidas. El ser humano crea su realidad, interior y exterior, a base de la formulación, consideración, y ocupación de ideas y de la materialización de las mismas. Las ideas le proporcionan un puente entre lo exterior, el mundo objetivo, y lo interior – la Quinta Dimensión y las emociones. Quien sea capaz de ingeniar, crear nuevas ideas, ingenia y crea nuevas realidades para el ser humano, y por ende para el planeta mismo.
Comentario: Cuando el ser humano se pregunta algo sobre el cual no tiene conocimiento dice: “¡No tengo ni idea!”; y si quiere saber si su interlocutor está familiarizado con algún tema le pregunta: “Tienes alguna idea de…”.  Y cuando le surge algún pensamiento innovador, un plan, una estratagema, exclama: “¡Tengo una idea!”
Conclusión: ¿Y en el fondo de qué están ‘construidas’, formuladas, esas ideas? ¿Sobre qué plataforma neuro-cognitiva? Sobre la imaginación; de hecho el origen etimología de ‘idea’ es ‘imagen’; decir que se tiene una idea es decir que se tiene una imagen mental, estática o dinamita, al respecto.
Corolario al axioma: La mente-cerebro humana es el órgano de la imaginación, es el órgano creador-analizador de ideas.

Lo repasó en breve. No estaba completamente satisfecho con el formato o el estilo de la anotación pero sí con el contenido. Era la base axiomática que precisaba; era la verdad sobre la cuál construiría un nuevo mundo. Era hora de pensar; era, se dio cuenta, la Era del Sennin.

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